Pausa Para Creer

Áurea medida evolucionando

en la espiral infinita

más allá de la lógica

invocando al sensible creador.

Un sexto sentido de magia pura,

intuicionismo triunfal,

un poseído artífice terrenal

gesta de la nada nueva hechura.

Despiertan las almas errantes

se cobijan en la materia básica

instrumento alerta, masa divina

en una pausa para creer...

 

I

En marmóreo letargo

u oculto en esotérico granito

entre chispas de cuarzo

nacerá a golpe justo de martillo,

fogonazos de mica,

volcánica lluvia de feldespatos.

Esculpe la escoda

la forma leída bajo los dedos;

las yemas te visionan

en un respetuoso embeleso,

tu cantos sangran

bajo gradina de dientes fieros.

De tu mortal crisis

emerges imponente al nacer

de vida, mimesis

por la potencia del cincel...

 

II

De lejos surge un pianísimo

de fuente mística

esencia de música;

alerta oído a lo bello y prístino,

en el yunque umbrío rebrota,

fiesta en el tímpano,

nevada de pétalos

y la que mora por la casa, aloca...

 

Ya leitmotiv que va glisando

por estribos del silencio

por cadenciosos arpegios

pauta un canon en crescendo;

invade el pentagrama

danzando por la escala.

Del misterio partió este vibrato,

expansivos acordes,

cósmica voz del orbe...

 

III

Desafiante es el reto del níveo blanco

mudo inmaculado;

de la mancha ávido,

aroma a yeso, tiza, cola, es su manto.

 

El ojo busca, busca en estas nieves,

en esta dura frialdad

de textura fantasmal,

busca un enclave a los pinceles.

 

!Vuela trazo alado de intuición,

brochazos como plumas,

vencerás a la tensa tela

para que entregue su bastión¡

 

Nítido se marca el horizonte

a contraluz en escorzo

en claroscuros hondos.

Cede su espacio el albayalde,

surge vestal gesto carmesí

tachonado de esmeraldas

complementarias, aguadas

empastan veladuras de frenesí.

Pone la línea finos los acentos,

negra como el destino

entre el azul o el endrino,

hay magna vida en tus contornos,

salta al espacio vital el volumen.

Ínfima dimensión

ahora tridimensional, tu alma aturde

con mundos de ilusión...

 

IV

En este reino do rige la hipérbaton,

una oda como lanza

es canto de alabanza

a los instrumentos de la realización.

 

En tierras de Morfeo aparecida,

una loa alertó en sueños

sobre posibles versos

como pautas a esta elegía.

Hubo ágil revuelo de musas

posadas en los cuadernos,

hubo mil garabatos de estrofas

para escribir esta glosa.

Arar esta tierra, abrir este surco,

ariscos vocablos desbroza,

claras anáforas retozan

apoyadas en las letras, rinden culto...

 

V

Sinalefas entretejidas,

unen notas, formas, cromatismos

también vocales con sus ritmos;

son herramientas estéticas,

al fin marca el arte una diferencia

desde la primer alba lunar,

apartando al hombre de la bestia

o lo intenta, como este madrigal...

 

 

  ©Marvilla

Barcelona, 23 de enero 2016

Engendros De La Incultura

Empezó a crecer lo sobrenatural

en un rincón estridente de espejos,

de a poco, como una creciente grieta

en la pared, en el techo, en el vitral,

como una purulenta gangrena

reptando como una especie dañina,

como un gusano hambriento de rosas

dejando la huella de su ansia voraz

por las tapas de libros, por sus páginas

con una dañina voluntad de roer

la historia, de raer la verdadera historia,

a fin de crear un entorno malsano.

 

 

Un fétido hedor ahoga y se eleva al paso

de lo antinatural con su espeso vaho

empalagoso, propio de las flores del mal,

que se extiende, -siendo asaz cuestionable-,

por la biblioteca, por la sala de estar,

por dormitorios, por la luminosa cocina,

por los baños, patios y verdes jardines.

Todas las estancias perdían su brillo

al paso de tal arrolladora alimaña

que iba apagando la alegría vital,

para sumir en la sinrazón de la locura

a hermanos contra hermanos,

a padres contra hijos, y éstos contra abuelos,

a vecinos contra vecinos,

dentro de ciudades y contra otros pueblos.

 

 

Esta flor roja abrió toda su rabia,

-con su estallido un día aciago-,

preñada de larvas, consignas doctrinarias

que repartían cual textos sagrados

como discurso para encender la mecha

de una efectista panacea regional,

en el sagrado seno de la fraternidad,

con la clara voluntad de separar

lo que estaba unido a conciencia.

Como las verdaderas flores del mal

sus espinas pronto rasgaron la carne

y la sangre que brotó, fue de pasión roja

en uno y en todos, pero no latía

más roja en aquellos, que en esta mayoría

que se contenía por la sabia razón.

 

 

La otra brilla siendo la única ensalzada,

alimentada por ese asedio sobrenatural.

Crecía en voces con tantas estrategias,

dentro de estudiados simbolismos,

rebrota persistente en goteo oral de fe,

excluyente como todos los dogmas.

Con la ceguera de las sectas,

lo sobrenatural fue escribiendo

desde la infancia su nuevo credo

de raza superior, de pueblo elegido.

Con una cínica mueca de venganza

se iba gestando el huevo de la serpiente,

inoculado con la ponzoña de la revancha,

agitando el oscuro veneno del rencor,

sublimado en las retortas del pasado,

vuelto fétido, innoble gas, inodoro,

incoloro e insípido para propagarse

con la impunidad de una plaga,

poniendo en todo el germen de la locura.

 

 

En la cuna, en la manos de la ingenuidad

a la espera, con paciencia y dócilmente

muy quieto casi, aguarda que el virus haga efecto,

casi inmóvil, casi inofensivo, casi inocuo,

con el paso irremediable del tiempo.

Provocó los primeros síntomas

las primeras fiebres de desamor

por los principios, y fue nublado el razonar

para hurgar muy profundo y sacudir

las tripas como si fueran alfombras,

sobre las que pintó falaces consignas

que con meticulosa impunidad,

por arteros manejos, ahondaron la brecha.

 

Siguieron maquillando su tez en oscuridad

ensombreciendo la con una fe que ciega,

movilizando a la iniciada marabunta

contra la otra sangre rea, culpable por pasiva,

por nula respuesta o por lerda desidia.

 

 

Cada día se quemaba más leña,

cada jornada se volaban más puentes

en una febril y gradual escalada.

Al fin la grieta fue una brecha y

más tarde una sima muy profunda

atrapó la agonía de una y otra manada.

 

 

Así lo antinatural con mueca burda,

con su sonrisa amplia de sorna

luce un ejercito ondeando absurdas

las banderas del monstruo,

del engendro de la incultura.

 

 

 

 ©Marvilla 

Terrassa, 29 de Octubre 2017