Cuestión de Tiempo

Se escurre entre los dedos,

se escapa tenaz y mansa

siendo un más, hacia un menos.

 

En el cáliz de mis manos

cual embalse la contengo

con cuidados, con esmeros.

 

Inmanente a su fuero interno,

líquida caerá sin consuelo,

despierto o cuando duermo.

 

Es una tarea descabellada,

se perderá gota tras gota

mi suerte en esta empresa;

triste utopía es lo que evoca.

 

Aunque fueras sustancia sólida

dura cual proverbial diamante

que alardea de firmeza lítica,

habrá idóneo filo que te tale.

 

Tienes la cualidad del polvo

tal la finísima blanca arena,

trasmutada por fogosos hornos

serás ceniza que una brisa lleva,

caprichoso bando de estorninos,

huidizas chispas de una hoguera,

en ara con pena o gloria, te quemas.

 

De todos los daños a resguardo,

vital, en una fortaleza protegida,

con cuidados y a buen recaudo,

igual vida te irás por mis rendijas

con los embates del viento raudo

cuestión de tiempo, así es la vida.

 

 

©Marvilla

Barcelona, 12 de febrero 2016

Abrazos ...y Abrazos

A veces me inunda una densa bruma

conquistando de mí, cada partícula,

Asaltando mi ser, la razón me nubla,

que va ésta por leve cuerda, sonámbula.

Atrapado soy por ácidas olas

que amortajan en un halo trágico

mi cuerpo cansado de batallas

que se rinde a un martirio cíclico.

La bruma encadena con sus abrazos

creando millares de visiones crípticas;

que me hunden en viscosos lodos,

y me tragan infectas ciénagas.

Y boqueo cual pez sin oxígeno

llegando al ahogo por esas garras.

Que vuelve tizón lo antes cárdeno,

al corazón que tenazas se aferran.

Se va paralizando todo mi cuerpo,

ya soy una presa inerme y mínima.

Y es de tal grado mi transmutación

producida en estas noches de ébano,

que de ti amor, casi no oigo pasión,

aunque allí esta en el basto océano

tu mano como la tabla de salvación.

Reconozco tu brazo como un báculo

que emerge seguro entre la negrura,

como una señal a los discípulos,

como única salida a tanta locura.

La fe abre una grieta en una milésima,

Va y cercena los abrazos asfixiantes

que preso me tenían de forma acérrima.

Y ya es tu abrazo mi calmo refugio,

Y ya apoyo en la uve de tu clavícula,

mi cabeza rendida de tanto naufragio.

 

 

©Marvilla

Barcelona, agosto 2015