El Salvaje

El giro de la espiral

marca el punto perfecto

en la armonía del equilibrio

donde surge puro lo bello

Allí late una angustia

difícil, de descarnada belleza

para el impredecible humano

que entre el bien y el mal se quema

resignado soporta esa sentencia

a la par armónica y pacífica;

salvaje y revolucionaria;

desasosegado luchando en ella.

Ay, ay pobre este animal

capaz de pasión y de frío

conformarse solo con la belleza,

nunca del todo ha podido.

 

Sé que fue moldeado

de oscuro untuoso barro

tragando las turbias aguas

de la inquietante incertidumbre

entregado a su suerte.

 

Abrió las marinas aguas,

quebró las valvas carmesíes

-gritaron, gritaron-

en el furor de sus ansias,

imparable en un salvaje frenesí,

salvaje puñado de esperanzas,

salvaje y ensangrentado bisturí.

 

Culmen del más sublime milagro

entregado a las manos de Cronos,

tan solo un puñado de barro

donde late la fragua de Vulcano.

Un punto en la espiral del futuro

este vital primer giro salvaje.

Atruena el pífano de un nuevo fauno

en el más apoteósico instante

de pasión y fría crudeza,

expresión del equilibrio inestable

de la más pura y originaria belleza

sueño de todo creador para su arte.

 

 

 

  ©Marvilla

Terrassa, 2 de Junio 2019

Cantos Rodados

 

 Las playas de cantos rodados me evocan

las piezas de un puzle revuelto sobre una mesa

Mi ojo y mi cuerpo si fueran alados

planearían en pos de la claridad

de la perspectiva para vislumbrar

en el albor de los tiempos.

¿Qué desordenadas imágenes únicas;

cual runas, guarda este caos de teselas

arrastradas por los oleajes de los siglos?

¿Qué mensaje oculto traen las olas

con nuevos aportes de piedras y conchas?

¿Qué podrían en su canto contar

los musicales cantos rodados?

Singulares instrumentos de confabulaciones

acuáticas, envueltas en yodos salinos

ocultan las claves de las profundidades

insondables de las razas atlánticas,

a estos desertores de las aguas,

a los traidores que abandonaron aletas

para ser encumbrados en dos patas.

Fuera comedida mudez de las branquias

para insuflar aire hasta la palabra;

ya sin coruscantes escamas

en su desvalida desnudes opaca,

ridículo y erecto sonó en la gruta

el eco del más salvaje grito.

Bestial grito de la naturaleza

resonaría cuando esta fiera radical,

erguida ejecutaba como un ritual,

una suerte de espectáculo

que empezó con su primer paso.

Voracidad clavada en el horizonte

que nace en la boca de la caverna

junto a una vasta y desierta playa

entre el rumor de los cantos rodados

envueltos en la espuma de las olas.

 

 

 

©Marvilla

Terrassa, 26 de Mayo 2019