Danza Macabra

Hay hambre por lo prohibido;

oculta, cual antigua llave pesa

dentro de todos los bolsillos;

llave que abre todos los umbrales

a los primitivos deseos.

Remansados tras barras de hierro,

fustigados por salmos de misales

sujetan en cárcel el humano cuerpo,

contienen sus vendavales,

encadenan la rebelión de la fiera.

que grita, que reprime muy dentro,

esa ansia. En su deseo de abrir puertas

traspasa umbrales prohibidos y

logra hollar imponentes celdas.

 

Allí los cuerpos circulan en vilo

en una danza sin pausa.

Enérgico imán, cual hechizo

es jaula, que a la locura le lanza,

hacia miles de jadeos resonando

amplificados por toda la estancia

en una salobre danza macabra.

 

En lúbrica red enredados

entre pieles tan hipnóticas,

atrapados como insectos

entre mieles tan mórbidas,

renacen las moscas del sexo,

saturnias tropas en una órbita

ígnea, en bacanales del exceso,

encendida bulle la sangre,

fermenta, en alcohol y vapores

en lucha de efluvios, arde.

 

Libertas bocas y lenguas desbocan;

estallan los vetos, caen las barreras.

Los cuerpos rugen selváticos,

las bocas babean su saliva espesa,

su húmedo bautismo atávico,

es diluvio en las cabezas.

Ácidos torrentes de almizcle

lubrican las pendientes salvajes,

rompen los candados de las ingles

y se entrega rendida la carne.

Ardiente es esta ronda de bestias

en la penumbra estremecidas,

en manoseos sabios de delicias,

aquí y más allá exhibidas.

 

Rumor creciente de estampida

retumbe en todas las estancias

y el festín de Saturno culmina,

entre restos humanos de pudicia

desgajados, mudos sobre sillones

de cuero marrón, rendidos y acres,

adormecidos evocan cadáveres

inmolados en tantas masacres.

 

 

 

Marvilla©

Terrassa, 5 de Noviembre 2017

 

 

Nuestra Casa

Donde esté tu risa esta mi casa,

aunque no estés cerca,

aunque me enrede de sueños

me sujeta el alma tu mano,

es mi cadena, es mi ancla.

Donde esta tu mirada tengo certezas

de un camino que avanza

no importa el decorado

no importa pensar por cuál senda

no importa si es en Terrassa,

cualquier sitio, ningún lugar interesa;

si huelo tu piel hallaré mi casa.

No interesa si solo tu palabra

es el cobijo que me arropa;

suficiente fuego es al fin tu cuerpo

que da a todo su veraz sentido.

Ignorada sea la muerte y el olvido

que no me importa ya el destino

porque hay armonía de formas

entre nuestras respectivas curvas,

porque hay una voz de calma,

porque hay un rincón de mi oído

para guardar la caricia alada,

la ilusión, la sensación relajante

que oigo cuando gira tu llave,

en esta puerta, en cualquier otra,

sí tu las abres, todas se transforman

en la puerta real de mi morada.

No me interesa en que lengua

hable la gente esta mañana,

en que ciudad se encuentre mi cama;

estarán en cuerpo o en alma;

a mi lado, tus ojos brillando

y tu cabeza clara junto a mi almohada

para aventar las nubes si se enmarañan.

El país no importa o si es primavera,

otro continente, otra comarca,

si cae nieve, si oigo a la turba gritar,

en tu pecho esta mi corazón

son tus manos el refugio, la isla,

habita en tus manos toda mi certeza,

nadie me distrae de esta pista,

nadie como tu me da en plena cabeza

la redonda carcajada de la risa.

Han pasado los años en manada,

el tiempo no se ha detenido,

ha hecho el trabajo encomendado,

pero no me importa lo más mínimo

en esta tierra seguro me planto,

con aquella intuición extraña y lejana

que me hizo liarme las mantas

de la inconsciencia, por una campanada

de esperanza que sonó muy dentro

de mi como un eco de tu llamada.

En la vigilia obsesiva del sueño,

sentí tu mano posarse en mi espalda

dibujando con las yema de los dedos

el contorno de nuestra futura casa.

 

 

Marvilla© 

Terrassa, 24 de Diciembre 2017